La Sociedad Venezolana de Filosofía, en uso de sus atribuciones como asociación cultural de carácter nacional e independiente de doctrinas, ideologías y creencias, manifiesta su enérgico rechazo a la sentencia emitida por la Sala Constitucional del TSJ, expediente N° 2019-1170, donde dictó una serie de medidas cautelares contra los profesores Miguel Albujas Dorta y Manuel Rachadell Sánchez,
Los profesores Albujas y Rachadell fueron nombrados en fecha reciente por la Asamblea Nacional como sus representantes ante el Consejo Nacional de Universidades con el fin de ser defensores de la Autonomía Universitaria. Ambos son profesionales de destacada solvencia académica; el Dr. Miguel Albujas es vicepresidente de esta Sociedad Venezolana de Filosofía y actual director del Instituto de Filosofía de la UCV; el Dr. Manuel Rachadell es actualmente profesor y jefe de la Cátedra de Finanzas Públicas en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la UCV, profesor de postgrado en la Especialización en Sistemas y Procesos Electorales y ex director de la Oficina Central de Asesoría Jurídica de la UCV.
Desde su fundación, las universidades venezolanas, encabezadas por la Universidad de Caracas, hoy Universidad Central de Venezuela, han luchado por el derecho de ser autónomas y dicha Autonomía logra su conquista definitiva en 1958, cuando fue redactado como instrumento jurídico por una comisión presidida por el Dr. Francisco De Venanzi e integrado por reconocidos académicos. La autonomía universitaria está consagrada en la constitución venezolana y otorga a las universidades la facultad de crear “sus normas de gobierno, funcionamiento y la administración eficiente de su patrimonio bajo en control y vigilancia que a tales efectos establezca la ley”.
Por ello, es inadmisible que se sancione a dos universitarios por querer ejercer su derecho a luchar por el respeto a la Autonomía Universitaria.
Sin esa libertad de acción no es concebible la existencia misma de la UNIVERSIDAD.
En Caracas, a los diez días del mes de diciembre de dos mil diecinueve.
Por la Sociedad Venezolana de Filosofía
Corina Yoris-V
C.I. N° 3230281
Presidenta de la SVF
NB: Hay una lista de venezolanos, académicos, profesores, ciudadanos que han querido suscribir este comunicado.
Acuerdo con la publicación. No conozco a los docentes investigadores afectados por la sanción, pero considero que toda medida que atente contra la autonomía universitaria es un acto de censura que merece ser condenado. Conocí en un congreso de AFRA Tucumán 2017 a su presidenta Corina Yoris a quien aprovechó para enviar un fuerte abrazo y mi solidaridad para con los profesores firmantes
Perseguir a las personas cuando con ideas no pueden justificar acciones, es el más claro ejemplo de que el uso de la fuerza es El Arma de los que no tienen la razón… Irrestricto apoyo a tan notables y destacados Profesores y representantes del pensamiento en El país.
Con todo respeto y admiración me solidarizo ca esta iniciativa de apoyo en contra de las medidas adoptadas por este tribunal (TSJ) en contra de los ciudadanos Dres. Dr. Miguel Albujas y Dr. Manuel Rachadell, por cuanto tal acción sesga a la violacion del derecho constitucional de autonomía de nuestras universidades, máxime emitido por este tribunal que se deslinda de la legitimidad, aunado a un ente -sala constitucional- insólito.
Lamento la situación personal de los profesores aludidos. Soy defensor a tiempo completo de la libertad académica, tanto en docencia como en discencia. Comprendo la indignación del gremio docente. Pido perdón de antemano, pero me sentiría peor si callara el comentario siguiente: Desde 1958 las universidades venezolanas se convirtieron en denodadas defensoras del Estado de Bienestar y en templo supremo de la religión socialista. Hoy los mismos docentes que pusieron la Academia al servicio de un proyecto político, evidentemente equivocado, lamentan las actuaciones de un Estado totalitario cuya autoridad convalidan, sin percatarse de la inconsistencia propia. No hay ni habrá autonomía académica sin autonomía financiera. El Estado debe abstenerse por igual de interferir en la Educación y en la Economía. El Hombre necesita de libertad para realizarse como tal. La persona humana es única e inconmensurable con el resto de las personas. Elegir gobernantes no es democracia. La elección del gobernante es el gran descubrimiento del feudalismo en 1356. Legitimar la gobernabilidad mediante el consentimiento de los gobernados es obra del emperador Carlos IV. La «Bula de Oro» sigue vigente, ratificada en los tratados de Westfalia. Seguimos en el feudalismo, aunque el feudalismo medieval era preferible para los libertarios al feudalismo del presente. En esa época los monarcas (reyes, emperadores, hoy presidentes) estaban controlados y limitados en el ejercicio de la autoridad por las Dietas, compuestas por representantes (normalmente gente muy culta, seria y responsable) corporativos de las familias nobles. Hoy, las funciones de las Dietas son desempeñadas por parlamentos, asambleas o congresos de los representantes corporativos de los cogollos políticos que los eligen. Hoy como ayer la soberanía de las personas está subrogada a los gobernantes. Los ciudadanos somos esclavos sometidos a la autoridad legítima de sus gobernantes, que como representantes legales suyos son los únicos titulares de los derechos del pueblo. Así, el Gobierno se paga y se da el vuelto. No hay Estado de Derecho, no hay rule of law; porque los ciudadanos no tienen ningún derecho ya que todos los derechos pertenecen a un fantasma llamado pueblo y los ejerce el Gobierno. La promesa del Estado de Bienestar material gratuito es la mentira con la que nos esclavizan. No existe ningún bien común, los demócratas defendemos el derecho a la búsqueda de la felicidad individual y también la tolerancia y la igualdad de todos los distintos ante la ley, pero una ley con jurisdicción general; nada de leyes especiales para zurdos, mochos, bizcos, mujeres u homosexuales; porque se pervierte la igualdad de todos ante la ley. Democracia no es la entrega complacida y complaciente de la soberanía propia al gobernante. Democracia es una sociedad no gobernada por el Estado. El colectivismo secuestra y atrofia la realización de la persona humana impidiendo así el progreso de la sociedad humana hacia niveles superiores de civilización y bienestar material.